martes, 20 de enero de 2009

UNA CARTA

20 de Enero de 2009

Juan Pablo Ramírez Jerónimo:

Han pasado aproximadamente 9 años desde la ultima vez que te vi llegar a casa después del trabajo con ropa muy limpia y bien planchada, te quitabas la camisola al sentarte a la mesa a comer esto para parecer más informal y sentirte cómodo, aún recuerdo la suavidad de tus camisones blancos al abrazarme.

Tengo recuerdos agradables tuyos, no creas que muchos puesto que han pasado varios años y mi memoria no es muy buena reteniendo momentos, pero tus bromas, tu sonrisa, tus besos culpables de que mis mejillas se tornaran de un color rosado por el contacto con mi piel delicada y el vello de tu rostro que aun no había sido rasurado, el apodo “flaca” que solías usar para llamarme, esos si lo tengo muy bien almacenados, hasta esos regaños por las tardes por no hacer mis deberes.

Sabes, este año cumplo 20 años, el tiempo si que pasa rápido. Hoy un amigo me dijo: Es raro comenzar a ver un 2 a la izquierda, después de haber visto un 1 durante diez años, y tiene mucha razón.

Estoy ya en la Universidad, estudiando lo que en verdad me gusta, gracias a Dios hoy más que nunca disfruto cada día que vivo, porque como dicen por ahí no hay vuela atrás. Mi vida tuvo un giro radical hace casi ya 2 años, cuando conocí a Jesús, mis planes, mis pensamientos, mis sueños, mi manera de ser, todo yo honestamente cambió.

Quiero que sepas que francamente no hay día que no piense en ti, y que me cuestione a mi misma, ¿Qué estará haciendo en estos momentos? ¿Estará bien? ¿Estará feliz? Aunque para ser más franca en ocasiones La nostalgia pone casa en mi cabeza…como dice Ricardo Arjona en una de sus canciones, pues eres y seguirás siendo parte de mí.

Hace un par de días soñé que me visitabas y que hablaba contigo sobre mi vida y que captaba tu atención total, te comente de mi viaje a India y que tú accedías a apoyarme, fue realmente sorprendente y agradable verte en mi sueño, ya que con sinceridad te confieso que pocas veces he llegado a soñarte, pero honestamente el verte en persona, frente a frente, es una de las piezas que faltan por encajar en mi rompecabezas.

Podría continuar escribiendo pero prefiero mantener esta esperanza de que un día y de verdad espero no muy lejano te veré de nuevo y terminare esta sincera y significativa conversación.

No digo Adiós sino hasta luego, Te amo mucho y deseo sinceramente que Dios bendiga tu vida de una manera increíble.



Tu hija.

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